17 septiembre 2014
Defender el derecho a decidir cuando se trata de individuos resulta relativamente fácil. El problema viene cuando el sujeto del derecho a decidir no es una persona sino un colectivo.
Por ejemplo, en un colectivo de 10 personas resulta difícil pretender que todos tengan derecho al voto menos 1, y que esto sea así porque sí.
Pero imaginemos que se produce una votación de algo en ese colectivo y que 4 personas votan a favor y 6 en contra.
Si las 4 que han perdido deciden “independizarse” y de este modo no asumir el resultado mayoritario de la votación, ¿eso es ser demócrata o ser antidemócrata?
¿Qué pasaría si la zona norte de Navarra, mayoritariamente nacionalista, decidiera unirse por su cuenta y riesgo a la CAV?
¿Qué es y qué no es un “sujeto de decisión” y dónde está escrito eso?
Cuando ETA pegaba tiros en la nuca a quienes no pensaban como ella, lo hacía en nombre del “derecho a decidir” de los vascos, entendiendo que “vascos” eran quienes ETA decía que eran vascos y que el “derecho a decidir” era un postulado previo a cualquier debate que si no se aceptaba le convertía a quien lo negaba en reo de la pena de muerte.
En definitiva: no había derecho a decidir sobre el derecho a decidir.
Y esto es lo que está pasando también en Cataluña y lo que en general plantea todo nacionalismo: el resto del mundo no tiene derecho a decidir sobre el derecho a decidir de quienes ellos deciden.
El caso es que si el resto de España no tiene derecho a decidir sobre el derecho a decidir de Cataluña, es difícil sostener que el resto de Navarra tiene derecho a decidir sobre la zona vascófona de Navarra. Porque a fin de cuentas el argumento para negar el derecho a decidir de la zona vascófona es el mismo que para negárselo a Cataluña: que forma parte de un sujeto de decisión mayor, sea en un caso el conjunto de España, sea en el otro el conjunto de Navarra.
La pregunta es si el antidemócrata, en el caso del ejemplo navarro, sería el que negara a la zona vascófona su “derecho a decidir”, o si el antidemócrata sería el que, sabiendo que el nacionalismo no tiene mayoría en el conjunto de Navarra, decidiera rebelarse contra la voluntad democrática de la mayoría de Navarra inventándose dentro del sujeto donde no tiene mayoría un nuevo sujeto en el que sí la tendría.
Por la misma regla de tres, al nacionalismo catalán le resultaría difícil encontrar un argumento coherente para negar el derecho a decidir no ya al Valle de Arán, sino a cualquier ciudad o pueblo de Cataluña en el que los nacionalistas no tuviera mayoría. ¿Por qué Tarragona o Badalona no podrían decidir su permanencia en España al margen de lo que hiciera el resto de Cataluña? ¿Por qué el Gobierno de España no podría que apoyar, promocionar e incluso financiar con generosidad esta posibilidad para convertir una hipotética Cataluña independiente en un Gruyere? Si es por el argumento de que el conjunto de Cataluña forma una unidad, resulta que es un argumento que los nacionalistas catalanes no pueden invocar, porque es precisamente el argumento que están atacando para reclamar el derecho a decidir al margen del resto de España. Y si el derecho a decidir es la base de todo, entonces cualquier colectivo dentro de otro colectivo puede convertirse a discreción en sujeto de derecho y quien se lo niegue es un enemigo de la democracia.
Es posible que la exacerbación del derecho a decidir, la promoción de referendums en todas las localidades catalanas con mayoría no nacionalista y el consiguiente troceamiento de Cataluña se pudiera convertir para el Gobierno de España en un arma más poderosa que el famoso artículo 155 de la Constitución. Un artículo que conviene recordar ahora que se empieza a debatir sobre él y la posibilidad de suspender hipotéticamente la autonomía catalana, porque de hecho no contempla en su literalidad la posibilidad de suspender ninguna autonomía:
Artículo 155
Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.
Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas.
Por otra parte, hay que admitir que si no estamos dispuestos a matar a nadie, incluyendo quizá a algún niño como daño colateral, puede ser difícil suspender la autonomía catalana.
En artes marciales como el judo, se utiliza la propia fuerza del adversario para derrotarlo. Indudablemente que para apoyar el derecho a decidir de toda localidad catalana que quisiera seguir formando parte de España el gobierno tendría sus herramientas. Las localidades catalanas que quisieran seguir formando parte de España gozarían de las ventajas de continuar en la Unión Europea y en el euro, en un mercado nacional de más de 40 millones de perosnas, en la Seguridad Social española, en el sistema de pensiones español, en la libertad de circulación de personas y tráfico de mercancías por toda Europa que les proporciona el DNI español, en la posibilidad de disponer de tipos de interés más bajos… Es probable que en poco tiempo a las zonas que decidieran seguir en España y en la UE les empezara a ir bastante mejor que a las que eligieran la independencia. Se daría una solución democrática a los catalanes que no quisieran ser independientes y evidentemente la Generalidad no podría negar a ninguna zona de Cataluña su regreso a la casa común española. Todas las zonas de Cataluña no independentistas seguirían perteneciendo a la Comunidad Autónoma de Cataluña.
En Barcelona capital, en las últimas Municipales, la suma de votos de CiU+ERC+CUP sólo alcanzó el 36,24%. Esquerra Republicana, cuyos portavoces parecen hablar en todo momento en nombre de toda Cataluña, sólo tuvo en Barcelona el 5,5% de los votos.
Un reciente estudio señalaba que el nacionalismo es mayoritario sobre todo en determinadas zonas rurales (al igual que sucede en Navarra) y que en ninguna de las 27 ciudades catalanas que tienen más de 42.000 habitantes se registra una mayoría independentista. De los 600 municipios que sí son favorables al independentismo, sólo 139 de ellos (un 21%) superan los 2.000 habitantes, y únicamente 16 (2,4%) están por encima de los 10.000.
¿Caos total sólo para independizarse de la UDEF?
Obviamente parece bastante absurdo llegar a un escenario en el que realmente se materializara un troceamiento de Cataluña posterior a una declaración unilateral de independencia. La sóla idea de lo absurdo que sería todo ello debería conducir a la sensatez. Pero si se trata de ver a quién le va peor entrando de lleno en un escenario absurdo en vez de en un escenario sensato, es posible que el ganador en el escenario absurdo no fuera el nacionalismo. El derecho a decidir sin límites es susceptible de generar tal caos y tal absurdo que resulta totalmente legítimo y razonable reclamar seriamente el derecho a pensar y el derecho a decidir sobre el derecho a decidir.
Consideración final a tener en cuenta ahora que parece que aún va a haber que hablar más aún si cabe de Cataluña en el futuro inmediato. Si 5 de 10 catalanes llaman feos a los demás españoles, sería un error del resto de los españoles contestaran llamando bobos a todos los catalanes. Porque de este modo se insulta no sólo a los 5 que previamente habían insultado, sino a todos los catalanes. Y al insultar a todos los catalanes, sin ser capaces de distinguir entre ellos, nos ponemos en contra a los 5 que empezaron a insultar y además a los otros 5. Es por ello que al separatismo le interesa el enfrentamiento y el insulto generalizado y a nosotros tener sangre fría y saber diferenciar.