15 abril 2014
“¿Quiere ser ciudadano o ciudadana de una Euskal Herria independiente?”. Tal era la pregunta del referendum que se celebró el domingo en Echarri-Aranaz. El resultado fue un 94% a favor del sí. No obstante, la participación fue sólo de un 42%.
Si se repasan los resultados de las últimas elecciones municipales celebradas en Echarri, puede observarse que el censo electoral era de 1.947 personas, de las cuales 539 se abstuvieron, 795 votaron a Bildu y 306 a Nabai.
Teniendo en cuenta que para este referendum se ha ampliado la edad de participación hasta los 16 años y que los síes sólo han cosechado 804 votos, se concluye que prácticamente sólo se han movilizado para participar en esta consulta los votantes de Bildu o su equivalente numérico, ni siquiera el conjunto de todo el nacionalismo.
Huelga decir cuál podría ser el resultado en la inmensa mayoría de las localidades navarras si el nacionalismo no puede presentar más que estos resultados incluso en Echarri-Aranaz.
Naturalmente, más allá de que la mayoría de Navarra votara a favor o en contra de la independencia de Euskal Herria en una catarata de referendums locales, el mero hecho de celebrar plebiscitos de este tipo resulta bastante carente de sentido, aunque sólo sea desde un punto de vista lógico.
Puesto que ni la mitad de los vecinos de Echarri han decidido apoyar la independencia de Euskal Herria, ¿puede dividirse el pueblo en dos y que medio pueblo sea independiente y medio no? ¿Cuál es el sujeto de derecho en una decisión de este tipo? ¿El pueblo? ¿La calle? ¿La manzana? ¿La casa? ¿Puede ser cualquier cosa sujeto del derecho a ser independiente? Y si no puede serlo cualquier cosa, ¿por qué iba a poder serlo Echarri?
Quien reconozca algún tipo de validez al referendum de Echarri, ¿reconocería el derecho a la autodeterminación por separado de todas las ciudades, pueblos y barrios de Euskal Herria? Cuidado que estas cosas quedan apuntadas.
El mero hecho de celebrar un referendum en Echarri para decidir sobre la independencia de Euskal Herria, por otro lado, presupone antes siquiera de conocer el resultado que Echarri puede celebrar referendums o que forma parte de Euskal Herria. De otro modo no tendría sentido el referendum. Todo eso, sin embargo, parece ser que es previo al referendum, indiscutible y hay que darlo por supuesto.
No obstante, en este caso, también es interesante la no respuesta a Echarri de Euskal Herria.
Echarri Aranaz quiere formar parte de una Euskal Herria independiente. Pues bien, ¿le ha contestado algo el embajador de Euskal Herria? ¿Acepta el Parlamento de Euskal Herria la incorporación de Echarri Aranaz? ¿Ha hecho alguna declaración al respecto el presidente de Euskal Herria? Es más, ¿quién es el presidente de Euskal Herria? Afortunadamente no es Putin, o grupos de enmascarados armados ya habrían tomado la localidad.
Echarri Aranaz espera con emoción y ansiedad la respuesta de Euskal Herria, más o menos como si hubiera pedido la incorporación a Gondor o Narnia. Naturalmente un grupo de narcotraficantes también pueden unirse para crear el estado independiente de Camelot, donde no se paguen impuestos y la producción, venta y exportación de coca fuera legal. O una urbanización de Mallorca puede votar a favor de su incorporación a Alemania ¿O no pueden? ¿Y por qué Echarri sí?
En todo caso, a ver quién se cree que el gobierno de Rajoy va a detener el referendum de Mas cuando no se puede detener ni el de Echarri Aranaz.