¿Por qué hay desabastecimiento en los regímenes socialistas?
El desabastecimiento de Venezuela, que estamos contemplando últimamente en diversas noticias y reportajes, es un caso de manual.
Aparte de los fondos del petróleo y la deuda, el gobierno de Venezuela se ha dedicado durante años a hacer cosas, a gastar, y con ello a hacerse popular y ganar votos, a base de imprimir moneda.
Es por ello que la inflación de Venezuela alcanza desde hace tiempo niveles inusitados. Venezuela es actualmente el país con la inflación más elevada del mundo, el 68% al año.
Uno puede generar a la gente la ilusión de que tiene más dinero imprimiendo más billetes. El gobierno crea dinero de la nada, paga con él e inunda a la sociedad de billetes. Sólo que esos billetes valen menos cada vez.
Simplificando, imagínense que la riqueza de los EEUU y la de Venezuela estuviera representada por una tarta. Imaginen que las tartas son iguales de calidad y tamaño. E imaginen que esa riqueza respalda 100 billetes circulando por cada economía. En tal situación hipotética un billete de Venezuela se cambiaría por un dólar porque tendrían el mismo valor.
Sin embargo, ¿qué pasaría si el tamaño de las tartas sigue siendo igual pero Venezuela imprime otros 900 billetes?
En ese caso un dólar equivaldría a 1/100 de tarta mientras que un billete de Venezuela equivaldría a 1/1000 de tarta. Por consiguiente, para poder cambiar un dólar ahora harían falta 10 billetes venezolanos.
Venezuela, además, es un país que compra al exterior casi todo lo que consume. Supongamos que antes de ponernos a imprimir billetes un rollo de papel higiénico costaba un dólar. Es decir, un bolívar. ¿Qué ha sucedido al ponerse el gobierno venezolano a imprimir billetes desenfrenadamente?
Pues que la moneda se ha devaluado, que la inflación se ha disparado y que ahora el rollo de papel higiénico vale 10 bolívares.
La consecuencia es que como esto no sólo pasa con el papel higiénico, sino con la ropa, la comida y multitud de artículos, los venezolanos ya no ganan lo suficiente para llenar la cesta básica de artículos de primera necesidad.
Lo que hace entonces el gobierno bolivariano es, primero, decir que él no tiene la culpa de nada; segundo, echar la culpa a los especuladores internacionales del capitalismo mundial; tercero, marcar un precio máximo por ley para el papel higiénico y el resto de artículos, por ejemplo, 3 bolívares; y cuarto, marcar un cambio oficial del bolívar al margen del cambio real.
Lo que pasa es que, como hemos visto, el precio real del papel higiénico es 1 dólar, el cual ahora equivale a 10 bolívares. Si el precio se rebaja por ley a 3 bolívares, o se impone un falso cambio dólar-bolívar de 1 a 3, eso significa que al vendedor se le intenta comprar el papel por unos centavos de su valor real. Como el vendedor perdería dinero vendiendo a 30 centavos, deja de vender papel higiénico a Venezuela, y entonces se produce el desabastecimiento. Y como con el papel higiénico, pasa con casi todo.
El siguiente paso del gobierno es empezar a subvencionar y racionar el papel higiénico. Es decir, de vez en cuando le paga al vendedor los 10 bolívares que vale y obtiene suministro, pero lo vende a la gente por 3 y racionado. La diferencia la pone el gobierno. Ese día hay colas enormes en el Zara y la gente vacía los estantes en cuestión de minutos.
Naturalmente el gobierno tiene que empezar a subvencionarlo todo, lo cual no puede afrontarse ni racionándolo todo. Y para pagar el gobierno sigue imprimiendo billetes, lo cual devalúa aún más la moneda, nos devuelve a la primera casilla, agrava todavía más el problema y… la pescadilla que se muerde la cola. Hasta que naturalmente un día todo revienta y se abandona la senda del hambre y del socialismo.