nº 781, 8 octubre 2008
La caída del muro de Berlín 1989 y el 11 S de 2001, supusieron tanto para la izquierda como para la derecha europeas, una llamada a la reflexión y a la adecuación a los nuevos tiempos. La defensa de los sistemas democráticos, la crisis de valores y la lucha contra el islamismo les condujo a una reflexión obligada.
Todo lo anterior apenas ha tenido incidencia en la izquierda española, cuando en Europa se debatía como combatir el terrorismo islámico, antiliberal, antidemocrático y antiprogresista, el partido de Zapatero apoyándose en el republicanismo cívico de Philip Pettit, utiliza argumentos que en parte recuerdan a los de los años treinta del siglo XX, sobre la guerra, el capitalismo, el colonialismo y la democracia. Pero son presentados de manera novedosa como una tercera vía a la española. En clave internacional el discurso es antiamericano, antisraeli y antioccidental, pro-Hamas y pro-Chávez. En clave interna, este discurso antinacional y antiliberal, les llevó a negociar con ETA. Todo ello en un marco hasta hace poco de gran prosperidad económica.
Al contrario que la derecha española, el PSOE no ha efectuado apenas transición alguna: no ha hecho autocrítica de su actuación en la guerra civil, sino que sin repudiarla combate al otro bando con la falsedad de la defensa de una República idílica, en la que ellos no creían entonces. La Constitución del 78 la entienden como un instrumento hoy trasnochado, que les supone un freno para su ampliación de derechos en el sentido del republicanismo cívico.
Hoy por desgracia, han proliferando líderes populistas en muchos países, que intentan cambiar una realidad que no les gusta, por un mundo ideal desde su ideología. Ideología, que no importa que llegue a aplastar la libertad individual. Si formamos parte de los débiles y los desheredados, todo se explica y justifica. Cualquier situación horrible desde matanzas, a corrupción, drogas, enfermedades, pobreza, alcoholismo, guerra, etc. Siempre se debe a factores externos, como si se tratase de una plaga o de mal tiempo, negando toda responsabilidad personal en los desastres y fomentando así el relativismo moral.
El socialismo se ha convertido en progresismo, ahora los nuevos rojos no abogan por el carácter público de los bienes de producción, ni por la distribución de bienes, ni por una sociedad sin clases. El progresismo lo reducen en el ampliar las libertades y los derechos de los ciudadanos. La justificación teórica se apoya en los radicalismos de la segunda mitad del siglo XX, como el de la juventud del 68, que en su momento criticaron, y que hoy reclaman. Apoyan la capacidad de afirmar y hacer lo que a cada uno, en cada momento le venga mejor, sin ninguna referencia a la verdad de las cosas, que parece que no existe o que es mudable. No se hace ninguna valoración del bien o del mal, que depende en cada momento de las circunstancias.
Son verdaderos artistas de la comunicación y manipulación de la opinión. Primero nos dicen que no van contra el matrimonio, sino de lo que se trataba, era de ampliar derechos a los pobres homosexuales y lesbianas, ¿cómo nos podemos oponer a una ampliación de derechos? Ell@s no hacen ningún mal y no se meten con nadie. Luego cuando ya es legal, para no discriminar, se plantean modificar el Código Civil, y ya no se habla de matrimonio de hombre y mujer, sino de Cónyuge A, y Cónyuge B. Para extender su moral y cambiar la nuestra, en los centros que controlan, la ideología de genero la aplican a rajatabla, engañan a bastantes curas permitiéndoles de momento que redacten sus libros de Educación para la Ciudadanía (EpC) con un contenido ad hoc. Pero con la presión de lobby gay, están ya en muchos sitios en la fase de tildarnos de homófobos a la primera de cambio, y de tener todos que tragar con la continua apología de la homosexualidad.
Lo mismo ocurrió con el aborto, primero plantearon unos casos límite, para conseguir en ciertos supuestos la despenalización. Luego años mas tarde, quieren imponer una ley de plazos, con la infamia de presentar como derecho de la madre (ampliación de derechos), el matar a una criatura bien formada y con viabilidad real de vida. Y ha esto no le llaman por su nombre, sino interrupción voluntariadel embarazo.
Para alcanzar la mayoría cultural, utilizan la EpC, para impulsar ideas favorables a sus proyectos. Cuentan con que la mayoría de la población, sigue confiando en el papel benefactor del Estado, como proveedor de los instrumentos que les faltan a los débiles, para atenuar las desigualdades, frente a ricos y poderosos. Hoy la educación publica pretenden convertirla en una instrumento permanente de adoctrinamiento, aspiran a crear nuevos y buenos ciudadanos entusiastas del Estado benefactor, apoyándose en los contenidos de la asignatura de marras. Dentro del buenismo que nos rodea, se empuja a que los alumnos: detecten y reconozcan las injusticias, las desigualdades, se muestren interesados por la búsqueda y la práctica de vida más justas, y terminan animando a participar a los alumnos en proyectos que impliquen solidaridad dentro y fuera del centro.
Parten de una postura ética que no es neutral: presentan toda desigualdad como injusta, con lo que cualquier orden social no igualitario, es para ellos intrínsecamente malo e injusto. Qué un empresario gana dinero? enseguida ven la explotación. Qué un hombre accede a un puesto de responsabilidad en una compañía? ven una muestra más, del sexismo secular. Qué critico ciertos dogmas del Islam? eres un tipo peligroso, que no apoya el multiculturalismo y cae en la xenofobia. Qué estas en contra de las ayudas estatales al Tercer Mundo? mucho ojo con los apoyos privados, peligrosos por su manipulación religiosa.
Para estos New Reds, lo importante no es que los individuos entablen relaciones libres y voluntarias, que cumplan de buena fe los acuerdos o que reparen los daños que causen. Todo esto no tiene nada que ver con la justicia; ya que de hecho la libertad puede generar injusticias dando paso a una distribución desigual de la renta. En la EpC se evaluará positivamente, sólo si comprendemos que los derechos humanos son una conquista histórica inacabada que manifiesta una exigencia activa para su cumplimiento. Es decir contará la posición ideológica del alumno y no el grado de conocimiento.
Hay que reivindicar la separación escuela / estado, no confiar tanto en que los políticos, que no nos van a salvar con memeces políticamente correctas, plasmadas en los planes escolares obligatorios. El 68 nos legó los ideales de la vida lúdica, de la rebeldía juvenil, de los derechos sin obligaciones. Hoy en las sociedades mas maduras se está reaccionando con una visión nueva, más conservadora que liberal, donde se aboga por el respeto a las reglas, a las leyes, a los valores del esfuerzo y del trabajo para prosperar; se respete la honradez, la palabra dada, la verdad , la integridad, en las relaciones entre los hombres.