Nuestros políticos pastorean presupuestos impresionantes, son responsables de la financiación de una gran parte del PIB, detentando un poder que nunca tuvieron antes sus predecesores. Cada vez que aumenta el presupuesto, con él aumenta su influencia, por ello no les importa tanto que el coste del servicio que ofrecen, sea desproporcionado. Cada vez importamos menos como personas, y sí más como contribuyentes. Por ello se produce un efecto secundario muy peligroso: el alejamiento de los políticos de sus representados. Éstos desconocen cómo se definía al buen estadista.
“Un buen patriota y un buen político considerará primero cómo podrá aprovechar al máximo los materiales que de hecho existen en su país. Una disposición a preservar lo que hay y una habilidad para mejorarlo son, cuando van unidas, la norma de un estadista. Todo lo demás es vulgar en la concepción y peligroso en la ejecución.” Edmund Burke, en Reflexiones sobre la Revolución en Francia, 1790.
La clase política en su conjunto abandono con la bonanza económica, la mesura, la austeridad, y el buen hacer como guía de su actuación. Por ello no podían faltar, la crítica a cierta derecha política y económica. Esta derecha ha estado centrada exclusivamente en cuestiones de poder. No les importó tanto la defensa de los valores que hay que argumentar bien para ganar voluntades y así poder cambiar las cosas en la buena dirección. Durante demasiado tiempo no han pretendido cambiar nada, se adecuaron a las distintas situaciones políticas, regentaron en lo posible los presupuestos, no difiriendo en la práctica de los socialdemócratas de izquierdas.
Pensamos que el mejor objetivo, consiste en menos administración para favorecer más sociedad civil. No queremos trasladar miméticamente recetas externas, sino reencontrar un Sentido de España, desde nuestra trayectoria vital, que nos ayude en la búsqueda de objetivos comunes, que puedan galvanizar a nuestra sociedad, tan necesitada de hacer esfuerzos colectivos, junto a los individuales, en el duro vivir cotidiano
Queremos plantear cuestiones y retos, de manera respetuosa hacia los que no piensan como nosotros, sin menoscabo de la firmeza de fondo en nuestros planteamientos. Demasiados analistas se limitan a dar “pellizcos de monja”, al sistema, cuando de lo que se trata es de remover las conciencias y cambiando nosotros primero, con el ejemplo podamos arrastrar a otros muchos, en una nueva perspectiva.
http://tv.libertaddigital.com/videos/2016-10-15/la-socialdemocracia-y-el-psoe-6058187.html
José María Marco