En torno a la pedofilia
12 mayo 2010
Todo el mundo deploramos la pedofilia de ciertos clérigos. La pedofilia es un delito, una desviación horrible y un pecado. Aunque a muchos no parece importarles ni la condena Papal, ni el que pidan perdón a las víctimas ni el que se castigue a los culpables, simplemente la aprovechan para dar palos al catolicismo. Pasan por alto que la pedofilia clerical, no es mayor que la pedofilia entre los periodistas, entre los carpinteros o demás profesiones. Sabemos que históricamente no siempre se la ha considerado así, los griegos la practicaban y era vista y vivida como normal, la practicaron conocidos filósofos y políticos. No olvidemos que fue precisamente el cristianismo el que la combatió y la arrinconó socialmente.
Hubiese bastado un solo caso de pedofilia de un sacerdote, por si mismo grave y repugnante, para que los católicos tengamos que afrontar las culpas y reparar los delitos. Pero miremos los datos que según el analista italiano Bruno Mastroianni, en su , que desde hace tiempo pone meblog www.documentazione.info explica como se exageran y tergiversan los datos sobre la Iglesia Católicadios para mejorar la situación. En USA, en los últimos 42 años, se estudiaron 958 casos de sacerdotes sospechosos de estos crimines, 18 casos por año, condenados por los tribunales han sido 54 sacerdotes sobre un censo de 109.000. En este mismo periodo en Estados Unidos fueron condenados 6.000 profesores, fundamentalmente de gimnasia y entrenadores.
En Alemania, según el periodista Andre Torriellli, de los 201.000 casos de delitos contra menores, fueron tan sólo 94 los casos de sacerdotes sospechosos. En Irlanda, según el Informe Ryan, sobre 1.090 casos de todo tipo de violencia contra menores, estudiados desde 1914 hasta el año 2000, fueron 23 los casos de religiosos acusados de pedofilia. En la Congregación para la Doctrina de la Fe, en los últimos 50 años, han estudiado 3000 casos de sacerdotes inmersos en distintos casos criminales, donde el 10%, es decir 300 son los casos de pedofilia sobre un censo de 400.000 sacerdotes diocesanos y religiosos. La Iglesia en Crimen Sollicitationis, 1922, Juan XXIII en 1962, De delictis gravioribus en 2001, y en la Carta a los católicos irlandeses, condenan a la pedofilia.
Muchos de los que se escandalizan con los delitos de algún clérigo, tienen otra vara de medir para con los demás, ya que continuamente se descubren redes de pederastas que nada tienen que ver con la Iglesia, y apenas tienen repercusión en los medios. Atacan a la Iglesia y utilizan la pedofilia para arremeter contra el celibato, como si no supiésemos que hay más práctica de la pedofilia entre gente casada, que soltera, entre hombres, que mujeres y expertos de distintas posiciones ideológicas reconocen que no tienen que ver nada con el celibato.
Algunos de los que se escandalizan por la pedofilia, desde las Administraciones Públicas, desde ciertos medios de comunicación y desde el ámbito educativo, promocionan las relaciones sexuales a edades cada vez más bajas, pintándolas como liberadoras y progresistas. Crean entre los niños un ambiente propicio a ellas y rechazan el más mínimo pudor. Conciben el acto sexual como un juego placentero sin complicación ni consecuencias. Si luego la mujer o la chica queda embarazada, lo `solucionan´ liquidando la vida humana en el seno de la madre. Consideran al embrión como una acumulación de células, asimilándolas a un tumor. Si a ello unimos, la negación del papel del padre, el aumento de los divorcios, y la minimización de sus costes emocionales y económicos, con cientos de miles de niños criados en hogares monoparentales, presentados estos como muy guay. Debilitando a la familia heterosexual, empezamos ya a ver sus altos costes sociales, con un aumento de la infelicidad, de las inseguridades y de las frustraciones.
Desde esa posición ideológica se debilitan los argumentos en contra de una pedofilia `consentida´. Al promover activamente la relación sexual entre individuos de edad muy baja, desdibujan todo límite, pudiéndose llegar a considerar que porqué no hacer lo mismo entre niños y adultos, sin que intervenga violencia. Puede que no sean conscientes, pero esos políticos y educadores, están creando el ambiente propicio para que cundan ciertas pedofilias. No las defienden, el rechazo social sigue siendo muy fuerte, ya que los tabúes cristianos no se erradican de la noche a la mañana, pero objetivamente crean una atmósfera propicia.