El lujo de ir a la ikastola en Tudela

 12.600 euros de deuda por familia

21 octubre 2013

El Oinez de 2013 resultó un tanto irreconocible: ni ikurriñas, ni carteles de presos, ni mapas de Euskal Herria… o al menos en muy poca medida. Por lo menos, tanto en los medios como en las redes sociales resulta difícil encontrar las imágenes del Oinez a las que estamos acostumbrados y de las que hemos dado noticia otros años, aunque alguna hay. Se podría, no obstante, realizar un collage con todas esas imágenes, pero sería falsear la realidad negar que, por la razón que sea, este año se ha apreciado en Tudela una notable despolitización respecto a años anteriores.

Pero la despolitización del Oinez llega 30 años tarde, por desgracia para los seguidores del Oinez. Una imagen forjada a lo largo de 32 años puede tardar otros 32 en modificarse. Habrá que valorar si se trata de la flor de un día o existe una voluntad persistente de despolitizar el Oinez. Es más, a lo mejor a algunos les dejaría de interesar la difusión del vascuence si no estuviera politizado. Así y todo, entre los Oinez de otros años repletos de ikurriñas y fotos de presos o el Oinez de este año sería absurdo no reconocer que el Oinez de este año representa un avance, por lo menos a nivel simbólico, del que podemos felicitarnos todos.

En cuanto a las cifras de asistencia, el Diario de Noticias aseguraba ayer que a celebrar el Oinez acudió una multitud, claro que el viernes consideraba multitud a mil personas.

El lujo de estudiar en euskera en Tudela

Por lo demás, la razón por la que una ikastola tiene problemas para sobrevivir en Tudela es seguramente la misma por la que también los tendría un centro de educación diferenciada: falta de demanda y de masa crítica. Navarra es un territorio pequeño, pero muy diverso y plural, desde el paisaje y el clima hasta la cultura. No tiene sentido tratar de uniformizarla.  Las leyes forales no crean una zonificación lingüística, sino que la reflejan; no crean una diversidad, sino que la respetan.

La ikastola Argia de Tudela, en apoyo de la cual se celebró ayer el Nafarroa Oinez, acoge a 250 alumnos de 150 familias y tiene una deuda de 1,9 millones de euros. Es decir, 12.600 euros de deuda por familia.

No obstante, es improbable que esta o ninguna otra ikastola vaya a cerrar sus puertas a diferencia de lo que sucedería con cualquier otro tipo de centro concertado. En este sentido no sólo es un centro perseguido sino privilegiado. De hecho las ikastolas han venido recibiendo ayudas que además del concierto incluyen otras de los Presupuestos Generales del Estado, del gobierno vasco, de la Diputación de Guipuzcoa, de la Federación de Ikastolas y de todo tipo de iniciativas como el propio Nafarroa Oinez. Es por ello que alguien se puede permitir el lujo de abrir un colegio para estudiar en euskera en una zona donde sólo lo demandan 150 familias, asumiendo un endedudamiento de más de 12.600 euros por cada una de ellas al margen de los costes del concierto. Obviamente ese endeudamiento no lo costean esas 150 familias, pero pone de manifiesto el gigantesco gasto que, lejos de denotar una situación de carencia y acoso, más bien refleja una poderosa organización y una increíble sobreabundancia de dinero y recursos que para sí quisieran muchos otros.