El euskera palanca del independentismo

Daniel Celayeta

12 junio 2016

No cuentan con la mayoría social, por eso quieren más y más euskera como medio de extender sus posiciones políticas. Llegaron legítimamente por los pelos al gobierno: nos aplicaron unas Opes pro euskera, están contra el PAI, nos meten la ikurriña hasta en la sopa, rompen con la Zonificación, falsean la selección de los naranjitos primando al euskera. ¡No debemos seguir callados! ¡Nuestra paciencia ha llegado al límite! llevan demasiado tiempo ordeñando la vaca. Ahora vuelven a salir a la calle para manifestar el deseo de “vivir el euskera” dicen que quieren hablar y vivir en euskera, no se cansan de pedir y no pararán hasta que le den la vuelta a lo que piensa la mayoría. ¡Nadie se opone a que hablen en euskera! pero que nos dejen en paz, eso sí que ellos paguen su fiesta, que no pretendan que la volvamos a pagar todos los demás.

Han utilizado y utilizan al euskera como vehículo de ampliación social de sus tesis políticas.  El ascenso de independentismo vasco desde la Transición está íntimamente relacionado con la extensión del vascuence, esto lo sabemos todos en Navarra, los responsables son todos nuestros políticos durante tantas décadas. Son ellos los que han permitido una intromisión intolerable en la vida privada de la mayoría de ciudadanos, por su insistencia en legislar a favor del euskera basándose en lo que llaman derechos colectivos y especialmente por su pretensión de imponer a toda la población una nueva ideología: la de la corrección política, que sentencia que el euskera es “nuestro”, ergo lo debemos de subvencionar.

Su tesis es cierta para el 15% de la población, cosa que está muy bien siempre que no perjudiquen al resto: a ese 85% que somos la mayoría perjudicada. Al primar lo colectivo han ocultado la lesión a la libertad individual y a la igualdad ante la ley del resto. La igualdad ante la ley no se negocia ya que constituye el pilar básico de la democracia moderna. La Democracia no es sólo la decisión de la mayoría, es mucho más que eso. El voto es sólo una parte que sirve fundamentalmente para el control del poder. Hay elementos fundamentales que no pueden estar al albur de las modas, las sensibilidades, los grupos organizados, la presión mediática, las encuestas o los votos, sin que el Estado de Derecho acabe quebrando.

Los principios fundamentales de la democracia no son discutibles sin que se ponga en cuestión la propia Democracia.

Cuando el activismo reemplaza a la política, cuando los grupos mejor organizados y más ruidosos que suelen ser los menos respetuosos con la libertad individual, terminan por acaparar los focos mediáticos y convencen a los pusilánimes legisladores para retorcer el Estado de Derecho. Aprovechan el viento a favor de lo políticamente correcto y se apartan de sus obligaciones, al olvidar que defender al ser humano sin más ¡es lo más esencial! Utilizaron la cuartada de la opresión del franquismo al euskera para perseguir sus propios intereses. Han promulgado infinidad de normas que se inmiscuyen cada vez más en el ámbito privado de las personas e interfieren de forma inexorable en sus legítimas aspiraciones, porque apoyan lo que les favorece a ellos (los conocedores del euskera minoritario) y nos perjudica a los más. Las quejas ante el Defensor del Pueblo son pocas y de entidad menor.

Nos vendieron la milonga de los “derechos colectivos” en detrimento de los derechos individuales, unos derechos grupales que implican por definición, que prevalezcan unos grupos minoritarios en perjuicio del resto mayoritario, la mayoría abrumadora de todos los navarros. Respeto al vascuence, que lo hablen cuando quieran y como quieran, pero ello no debe en ningún caso quebrar de manera grave la igualdad ante la ley. Hoy en muchos casos lo que cuenta no es el mérito individual de ese médico, de esa enfermera, de ese profesor, sino la pertenencia a un colectivo que me prometió que si aprendía euskera más fácilmente llegaría a ser funcionario foral, lo que provoca el decaimiento del esfuerzo y la eficiencia individual del resto no euskaldun, y por el contrario favorece el poder de la tribu minoritaria nacionalista que así se afianza entre el funcionariado foral, así muchos de sus hijos encuentran acomodo y otros muchos muy valiosos (pero sin euskera) tienen que emigrar.

El sistema de apoyo al euskera con favores, prebendas y privilegios ahora reforzado desde el Gobierno de Navarra, acaba incluso deformando la mentalidad de muchas personas, ya que genera ciudadanos infantiles, acostumbrados al paternalismo pensando que reivindicar el euskera es más importante que esforzarse en adquirir verdaderas competencias profesionales. La tiranía de la corrección política es tan perversa que llega a moldear la forma de pensar de muchas personas que intentan evitar que se les acuse de arbitrariedad, y por ello se oponen a cualquier “atropello” a los derechos de su tribu. Se han apoderado como idea fuerza de que el “euskera es nuestro” y lo han convertido no solo en lo correcto políticamente, sino en una espacie de “nueva religión laica” que arroja a la hoguera a todo aquel que cuestiona su ortodoxia. Ellos pretenden imponer ¡que es lo que se puede decir!  ¡que es lo que se puede pensar¡ piensan que el resto sólo debemos aplaudir. Ellos olvidan que toda persona consciente sabe en su fuero interno que ninguna discriminación es buena ni justa, ni la podrán mantener en el tiempo.

Intentan hacernos vivir en un falso Eusko Matrix, con mucho cartel, ikurriñas, euskoguay pero como todo ello no responde hoy a la realidad social, acabará saltando por los aires. Cada día somos más las personas cansadas de tanta trampa de tanta marrullería que posibilita el que muchos vivan a nuestra costa, todos sabemos que hoy el euskera es el negocio de ellos (unos pocos) que pagamos todos los demás, que sin subvenciones no habría tanto euskera, que aun con todo apenas se habla aunque quizás se conozca mas. Para los nacionalistas no decae el interés por el euskera por que en ello se juegan su futuro. Está llegando el momento en que ante tanta opresión injusta se produzca una reacción contra la imposición de unas vivencias minoritarias eusko independentistas al conjunto de la sociedad navarra. Necesitamos en España un sistema justo que debe restaurar el principio de la igualdad ante la ley. En muchos temas polémicos tanto las izquierdas como los nacionalistas tratan y en parte han conseguido que muchos hayan aceptado que las posiciones injustas de privilegio de un grupo minoritario, se acepten como si fuesen lo normal.

Llevan tanto tiempo instalados en su discurso dominante que no se enteran que a muchos nos da dolor de cabeza la Txalaparta, no nos gusta el Zampanzar ni su euskera, y por ello no debemos ser penalizados ni social ni económicamente. Cada vez somos más las personas hastiadas de tanta majadería, de tanto lobo nacionalista con piel de cordero, que deseamos ser nosotros mismos y no clones sin identidad dentro del grupo tribal. Los políticos deberían recordar que es rigurosamente falso que la verdad no venda, debemos romper el tabú, hacerlo con convicción y explicarnos con argumentos razonables. Así ganaremos el apoyo de un enorme sector de la población hasta ahora demasiado silente.