Seguimos en guerra

Daniel Celayeta
15 noviembre 2015

El tema es muy complejo y de largo recorrido, bien nos costo desde el año 711 al 1492 echarlos de aquí, en 1492 cayó Constantinopla, en 1571 los derrotamos en Lepanto, en 1683 los paramos en Viena, en los siglos XV y XVI asolaron las costas mediterráneas esclavizando a más cristianos italianos y españoles que el número de esclavos negros con el comercio de America. Luego Irán, Irak, recordemos el 11S (NY), 11M (Madrid), 7J (Londres), antes fueron Nigeria, Centro África, después Siria e Irak, ahora dos en Paris. La guerra contra el Daesh es difícil y será larga porque es más amplia al afectar al islamismo radical, en su sentido más profundo. Requiere que para ganar hay que ir allí, no bastan bombardeos, hay que tener soldados sobre el terreno, hay que buscar aliados autóctonos como hace Rusia, hay que cortar sus fuentes de financiación. Necesitamos ayudar a que el Islamismo evolucione por el camino de saber convivir en paz, con los distintos. También hay que cambiar de proceder aquí, necesitamos reforzar la contra información para asegurar una prevención eficaz. Mientras de Francia salieron 1.500 yihadistas a luchar sobre el terreno, fueron tan solo 150 los que salieron de España, pero son cerca de 3.000 los que viven aquí radicalizados, los tenemos localizados en Ceuta, Melilla, Barcelona y Madrid, desde el 11M se han dedicado muchos esfuerzos policiales en la labor, en este 2015 llevamos más de 60 detenciones preventivas. Todos éstos esfuerzos no evitaran que haya ataques, pero debemos intentarlo.

Nuestros presupuestos en Defensa son bajos. Muchos no quieren un Ejercito que se prepare para la guerra, piensan en el ejército como una ONG más, incluso otros llegan a cuestionar la propia existencia del Ejército, lo ven como cosa del pasado e innecesario. Nuestros radicales defienden un pacifismo bobalicón e impulsan un laicismo radical, pero sus propuestas han ido calando -como lluvia fina- en parte de la ciudadanía, sin apenas oposición pública. Sus posiciones nos dejan inermes ante los islamistas. Nuestros independentistas, continúan mirando por el retrovisor de la historia, proponiendo una Europa inviable con 150 regiones/estados, con la monserga del derecho a decidir en una búsqueda de sus tierras prometidas

Todo este panorama produce preocupación y hoy sabemos que el miedo a hablar, el miedo a expresar una opinión diferente es letal para construir una sociedad libre. El miedo a ser libres, a arriesgarse, a tener coraje  hace que imperen los mediocres y muchas veces reine la tergiversación o la mentira. Hay circunstancias en donde la libertad es más importante que la felicidad, o el sacrificio más importante que la tranquilidad. El secreto de la felicidad es la libertad, y el secreto de la libertad es el coraje como decía Pericles ya en el siglo IV antes de Jesucristo. Poco queda hoy en Europa de aquellos valores vigorosos que sostuvieron sus fundadores Adenauer, Monnet, Schuman, de Gasperi, Beyen, la mayoría católicos, que fueron claves para orientar a la ciudadanía con ideales elevados. Estos los hemos ido cambiado por los valores que hoy promueven poderosos lobbys: a favor del aborto, del homosexualismo y de la ideología de género. Quizá la lucha contra el yihadismo nos de la oportunidad para actualizar y recuperar valores más sólidos en esta Europa actual tan líquida.