Matar a los niños antes de nacer es tan progresista como matar inmigrantes ilegales

7 enero 2014

El aborto es progresista y políticamente correcto. Las consecuencias lógicas de los argumentos abortistas no lo son tanto.

Por ejemplo, una de las consecuencias de la lógica abortista es que el estado puede establecer unos plazos dentro de los cuales o bien a alguien no se le considera humano por decreto o bien se le considera humano, pero se despenaliza su asesinato. Como en el nazismo.

Por el contrario, si es progresista y avanzado considerar que todos los seres humanos, por serlo, tienen unos derechos fundamentales e inalienables, entonces el aborto no es progresista ni avanzado. No es el estado el que legitima el respeto a los derechos fundamentales del hombre. Al contrario, es el respeto a los derechos fundamentales el que legitima a un gobierno o a un estado que, caso contrario, sería ilegítimo. Este es el verdadero pensamiento de progreso.

Otro de los argumentos abortistas que se han barajado en los últimos días, particularmente el esgrimido por el presidente del PP de Extremadura, incide en  la idea de que no se puede obligar a ninguna mujer a ser madre.

Que por una parte es absurdo, porque una mujer ya está esperando un hijo cuando se plantea abortar. Es decir, que lo que se plantea ya no es ser madre o no, sino liquidar al niño o no.

Pero por otro lado, incluye una vez más una lógica sumamente perversa.

¿Qué pasa si aceptamos la idea de que no tenemos por qué cuidar, mantener, ni dedicar recursos a quienes no hemos invitado a entrar en nuestra vida?

¿Matamos a todos los inmigrantes ilegales?

Apostar por el aborto como una mera alternativa a los anticonceptivos se parece un poco a una ley que apostara por matar a todos los ilegales, pero que a cambio intentara elevar la altura de las vallas y blindar las fronteras.

El desarrollo de la lógica abortista no nos lleva a más derechos sino a más crueldad, más inhumanidad y más muerte, igualándonos a algunas fieras que devoran a sus crías.

Por otro lado, si el único argumento de alguien a favor del aborto es que el obispo está en contra, tal vez debiera impedir de una vez que el obispo siga determinando su pensamiento.

No se limite a ser lo que lee: piense lo que lea.