Para entender, lo que nos pasa
“El tiempo hace por los hombres lo que el espacio hace por los monumentos; no se juzga bien a unos y a otros sino a distancia y con perspectiva; de demasiado cerca no se los ve, de demasiado lejos se los ve menos aún” Chateaubriand. Memorias de Ultratumba, Capítulo 7, Libro XXIX.
Intentamos mirar desde el medio plazo, tomando distancia, cogiendo perspectiva, para ver mejor las cosas. Queremos poner en cuarentena todas las descalificaciones personales, el juicio severo sobre las personas, siguiendo a San Agustín de “rechazar el pecado y amar al pecador”, y al Marqués de Beccaria, que aprendimos en la Facultad de Leyes, “odia el delito y compadece al delincuente”
Está claro que vivimos en unos tiempos convulsos, la crisis económica ha alcanzado unas grandes proporciones por nadie esperadas ni vaticinadas, también ha puesto al descubierto muchas debilidades que teníamos antes de la crisis, pero que no las vimos en los pasados años de abundancia y despilfarro. Se han producido muchos cambios, tanto económicos como sociales, afectando también en lo personal y en lo profesional a millones de ciudadanos.
En España estamos todavía padeciendo las consecuencias de las fuertes ofensivas del gobierno ZP: con su continuo zigzag en lo económico, su alocamiento en lo político, y sus posiciones relativistas en lo moral. Está claro que con la crisis, las posturas socialdemócratas están en claro retroceso en la mayoría de los países europeos. Los ciudadanos ya no creen que de ellas puedan venir las soluciones a los muchos problemas provocados por: la inmigración, la crisis económica, la fragilidad del estado del bienestar y el choque con el Islam más radical. Desconfiamos en cómo se han venido resolviendo los problemas más específicos de España: la deriva del estado de las autonomías, el tratamiento de los nacionalismos disgregadores, el tratamiento de los terrorismos, la errática política exterior, el intento de cambio de costumbres, el aborto como derecho.