Puritanismo, aplicación estricta de la sharía, intolerancia religiosa, postergación de la mujer; son algunas de las características de la imagen que proyecta Arabia Saudita. Pero todo ello, ¿es connatural al Islam?. Se trata de la aplicación más concreta de un movimiento renovador del Islam, el wahhabismo, que cuenta con un inesperado discípulo: Shamil Basayev, líder de la guerrilla chechena.
El wahhabismo y la guerrilla chechena
José Basaburua
ARBIL, Nº. 30, febrero de 2.000
Introducción
En algunos medios de comunicación ha trascendido que determinadas prácticas religiosas de la guerrilla chechena resultaban extrañas para los habitantes musulmanes de los pueblos (situados en Daguestán y Chechenia) en los que ha operado, acostumbrados a un Islam menos riguroso.
Shamil Basayev, el más conocido dirigente de la guerrilla chechena, se convirtió al Islam sunnita en su interpretación wahhabita. Y en esa “aventura interior” le acompañaron buena parte de sus camaradas de la guerrilla caucásica que dirige. Autor de espectaculares golpes de mano en 1.995, y figura mítica en su Chechenia natal, saltó de nuevo al panorama internacional con el intento de invasión de Daguestán, excusa de la que se sirvió Boris Yeltsin para invadir, por segunda vez en pocos años, la república de Chechenia, y que ha servido en parte a Valdímir Putin para consolidarse.
Parece ser que, en su salida de Grozni, horas antes de la total ocupación de la capital por las tropas rusas, resultó gravemente herido por una mina, perdiendo las extremidades inferiores según unas fuentes o un pie, según otras.
Puede parecer que sea indiferente el que esta guerrilla profese un tipo u otro de Islam: sunnita, chiíta, hermanos musulmanes, alauita, sufí, etc.
Pero creemos, al contrario, que sí es significativo.
El wahhabismo es una forma estricta de interpretación del Islam que nace, al igual que otros movimientos reformistas, dentro de la gran corriente “salafiya” (salaf, grandes antepasados). De la mano de Mohamed Ibn Abdul Wahhab pretende, como todos los reformistas, la vuelta a la pureza del Islam de los orígenes
El movimiento reformista
El reformismo, en la actualidad principal corriente del Islam, se caracteriza por una serie de rasgos comunes:
La vuelta al Corán y a las tradiciones originales de los primeros musulmanes.
La liberación del yugo colonial. El reformismo nace en la segunda mitad del siglo XIX.
La impugnación de los soberanos musulmanes que no eran fieles al auténtico espíritu musulmán o que habían pactado con las potencias colonialistas.
El Islam es la religión de la ciencia, la razón y las artes, siendo prueba de ello, el pasado de la civilización musulmana. La decadencia de los árabes estaría causada por el abandono del verdadero Islam.
El principal reformador fue Jamal al-Din al-Afghaní (1.839 – 1.897).
Nacido en Irán según unos y en Afganistán según otros, estudia en la India, viviendo la guerra civil en Afganistán en 1.866. Se traslada a Estambul, pero al año tiene que partir para Egipto a causa de los enemigos que se generó entre los clérigos tradicionales. De 1.871 a 1.879 permanece en el Cairo, rodeándose de un grupo de intelectuales musulmanes, entrando en la masonería de donde es expulsado por su oposición al colonialismo. Los tres años siguientes los vive en la India de nuevo. De allí, se traslada a París, donde fundó la revista Al–orwa al–wothqa (“el vínculo indisoluble”), recogiendo en sus 18 números editados los principios fundamentales del reformismo. Viajó a Irán, después a Rusia en 1.889, en 1.892 a Inglaterra. Allí publica artículos muy virulentos contra el Sha, quien fue asesinado unos años mas tarde por un discípulo de Jamal al–Din. Murió en Estambul. Su principal texto es el libro “refutación de los materialistas”. Del wahhabismo se diferencia en su mayor conciencia crítica ante el desafío occidental.
Entre sus discípulos destaca el egipcio Mohammad Abdoh, quien reformó la futura Universidad cairota de Al–Azhar. A partir de entonces, reformismo y política, en particular la lucha por la liberación de las potencias coloniales, se mezclan en la moderna historia de los pueblos árabes.
Floreció, inmediatamente, un importante elenco de intelectuales reformistas en todo el mundo musulmán, incluida la India.
Además del mencionado wahhabismo, otro movimiento se enmarca dentro de este gran río del modernismo: los “Hermanos Musulmanes”. Fundado por otro egipcio, Al Banna, se trata de un movimiento muy estructurado y organizado, activista, que arraigó especialmente en Egipto, pero también en Siria, Palestina y otros países musulmanes.
El wahhabismo
En concreto, el “wahhabismo” ha estructurado por completo la sociedad de Arabia Saudita y por ello es bastante conocido, al menos, en sus rasgos externos. De hecho, aunque cuenta muchos seguidores en otros países islámicos, es únicamente en aquél donde ha prevalecido esta interpretación estricta sunnita.
Mohamed Ibn Abdul Wahhab (1.703 – 1.787) es el teólogo que, en la tradición procedente de Ibn Hanbal (780 – 855) y de Ibn Taymiya (1.263 – 13.28) formuló esta corriente.
Nació en una provincia del centro de la península arábiga: Neyed. Estudió en Medina, Irán e Irak. De regreso a Neyed, propugnó el retorno a un Islam purificado. Organizó la comunidad de los “unitarios” (vinculados al principio de la Unidad divina), ganando numerosos adeptos a los que señaló unas creencias simples con un código moral estricto.
Sus creencias se pueden resumir en las siguientes:
Sólo Alá es digno de adoración.
Las visitas a las tumbas de sabios y santos son ajenas al verdadero Islam.
El introducir nombres de santos en las oraciones equivale a incredulidad.
Cualquier creencia ajena al Corán, la Sunna o deducciones de la razón, es equivalente a la incredulidad, lo que debe ser castigado con la muerte.
Las interpretaciones esotéricas son asimiladas a la incredulidad.
Impuso la asistencia a la oración colectiva en las mezquitas con medidas policiales, prohibió además del alcohol, el tabaco y afeitarse la barba. Aplicó la sharía de forma literal (penas corporales), según la escuela jurídica de carácter riguroso hanbalí.
Convirtió a su causa al emir Mohamed Ibn Saud, cuyo hijo, Abd al–Aziz, conquistó toda Arabia, amenazando Alepo, Bagdad y Damasco. Derrotado por un ejército egipcio, fue decapitado en Estambul.
Pero su recuerdo perduró y otro líder árabe, también llamado Abd al–Aziz (conocido como Ibn Saud), en torno a 1.926 fundó la moderna Arabia Saudita, con Medina y La Meca, a la vez que implantaba un islam riguroso según la interpretación wahhabita.
En Arabia Saudita, en la actualidad, pervive el wahhabismo en su aplicación estricta, manteniéndose la segregación de las mujeres, la prohibición de cines públicos, la conducción de vehículos por mujeres, cualquier práctica religiosa no musulmana en público o privado, también ha prohibido las cofradías místicas y al sufismo (al que con tanta curiosidad se mira desde el occidente de la “New Age”), etc.
Pero la familia reinante, dada su vinculación internacional con Estados Unidos de América, ha sido cuestionada por otros sectores islámicos de dentro y fuera. La ocupación de La Meca en 1.979 fue consecuencia de esas graves tensiones. También el asesinato del presidente egipcio Sadat se enmarca en las tensiones planteadas por quiénes propugnan un Islam purificado. Sin embargo, el magnicidio del rey Faisal de Arabia Saudita el 25 de marzo de 1.975 a manos de un sobrino, si bien no está aclarado en sus motivaciones últimas, no parece que tenga ese mismo origen.
Ello no ha impedido que, con el inmenso capital procedente del petróleo, impulse al Islam misionero de múltiples formas y lugares.
Tampoco extraña que el wahhabismo incurra, hoy día, en la “guerra santa”. No en vano, el Islam wahhabita fue implantado en la península arábiga en el primer tercio del siglo XX, por medio de la “yihad” desencadenada por los dos caudillos musulmanes que antes hemos mencionado.
Para esta modalidad del Islam, política, sociedad y religión es una sola cosa.. Y lo sigue acreditando con hechos.
Geopolítica
El Cáucaso, desde hace varios siglos, es objeto de las apetencias territoriales de Rusia y Turquía. También es objeto de expansión del Islam, especialmente, por la presión turca, dado que pueblos de esa etnia habitan en diversas repúblicas caucásicas, con la excepción de las cristianas y ortodoxas Armenia y Georgia.
También el Irán chiíta ha intentado extender su campo de influencia entre los territorios musulmanes ex – soviéticos, aunque ha pasado su época belicista en la que llegó a “exportar” un cuerpo de 2.000 voluntarios a la llanura de La Békaa, feudo de los movimientos chiítas libaneses Amal y Hezbola.
Y en todo ello, no hay que olvidar la importancia geopolítica de estas repúblicas en conflicto, por ser lugar de tránsito de oleoductos por los que es transportada buena parte del crudo mundial. Así, se ha barajado en diversos medios que, la causa oculta de la nueva fase de la guerra en Chechenia, sería el control estratégico por parte de Rusia del transporte del crudo en su principal vía terrestre.
Conclusiones.
Arabia Saudita, uno de los mayores productores de petróleo, se ha convertido en una de las fuentes de financiación mas importantes del Islam misionero a nivel internacional. Financia enormes mezquitas en Europa (como la madrileña sita en la M-30 y, próximamente, otra en Barcelona), obras caritativas en el Africa negra, la expansión musulmana en Filipinas o Asia Central.
¿Financiará también, acaso, a movimientos guerrilleros como el mencionado? En ese sentido, se ha señalado la posible alianza, en su día, entre importantes representantes del wahhabismo actual y el Frente Islámico de Salvación argelino. Y no olvidemos que el primer gobierno que reconoció al nuevo gobierno talibán de Afganistán, junto al de Pakistán, fue Arabia Saudita. Ahí, pues, la conexión que explica tan particular militancia del mítico guerrillero y su gente.
En ese sentido, Shamil Basayev practica la yihad, un medio muy utilizado por el Islam, ya sea de forma ofensiva o defensiva. Y no olvidemos, por otra parte, que su país ha sido víctima, especialmente, del comunismo ruso (ateo por definición para un musulmán), padeciendo en época de Stalin deportaciones masivas y miles de asesinatos.
El Islam avanza en todo el mundo. Preocupa en occidente pues las comunidades musulmanes radicadas en Europa podrían contagiarse del afán misionero de sus hermanos en la fe y generar en el futuro una fractura social sin precedentes. En la Europa del bienestar, con una población envejecida, sin convicciones, ni voluntad de lucha y supervivencia; el Islam planteará en un futuro inmediato una problemática cultural de indudables repercusiones sociales y políticas.