Y ahora qué?
Daniel Celayeta
27 septiembre 2015
La molicie y la pereza intelectual de la derecha y de la izquierda constitucionalistas, que durante años no han defendido los valores en los que dicen creer, han producido una gran desafección de muchos catalanes con España. No fueron valientes para contestar a cada uno de los ataques cotidianos a la convivencia de todos los españoles, los independentistas han estado todo el día argumentando de manera sesgada contra el centralismo de Madrit. La situación hoy es que un 47,85 % de catalanes tiene una ensoñación nacionalista consolidada, medio jodida. El ABC resumía las diez mentiras del nacionalismo catalán que en muchos sectores han calado: 1 España nos roba; 2 Cataluña seguirá en la UE; 3 La relación con España seguirá igual; 4 Cataluña es diferente al resto de España; 5 El 27S es un plebiscito; 6 La mayoría de los catalanes quiere la independencia; 7 Cataluña fue una nación históricamente; 8 Más quiere dialogar con Rajoy; 9 Existe un gran apoyo internacional; 10 El independentismo es moderno. Siempre es una equivocación burguesa pensar que la gente se mueve fundamentalmente por la economía, olvidan que muchos se mueven por las emociones y las quimeras. Los independentistas han construido un falso relato patriótico, lleno de falsedades, pero que a muchos les vale y les emociona.
En un ambiente de corrupción, de propaganda asfixiante, de desafío constante al bien común, a la personalidad de Cataluña y a la unidad de España, las elecciones del 27S convocadas como autonómicas las han presentado como un referéndum secesionista, pero lo han perdido. Han ganado en escaños pero no en votos. Prometieron que la independencia era factible y aprovecharon la profunda crisis económica para plantearla, fracturando a la sociedad. Por ello no hay soluciones milagrosas, ni rápidas ni fáciles, se necesita tiempo, en el medio plazo seguiremos en una situación complicada, pero en la que ellos los más talibanes tendrán que perder.
La labor que se hizo desde Moncloa y Exteriores buscando el respaldo internacional (Obama, Merkel, Cameron, Sarkozy, Comisión) contra la tesis de una Cataluña independiente fuera de la UE resultó una buena arma para movilizar a los abstencionistas. Igual que la realidad sobre las pensiones, el corralito, la fuga de capitales, de una hipotética Cataluña alejada de España. La reacción tan de última hora de banqueros y empresarios, no ha estado mal, han conseguido aumentar la participación de mucho abstencionista. El voto popular que ha dicho NO a la independencia está en torno al 52,15 %. El descalabro suicida de Convergencia ha producido en el electorado catalán un corrimiento hacia la izquierda, con el aumento espectacular de la CUP y la desaparición de Unió. Lo más probable es que lleguen a un acuerdo Junqueras y Romeva para desbancar a Mas, que les permita pactar con la CUP.
La dirección de los constitucionalistas la liderará Ciudadanos que ha conseguido unos resultados espectaculares, con 25 escaños como segunda fuerza con mas de 700.000 votos. El hundimiento de Podemos es muy significativo. Los mediocres resultados de PSC y PP, los deja lejos del hundimiento. Muchas cosas quedaran pospuestas hasta ver los resultados de las elecciones generales de diciembre, pero podemos decir que en Cataluña después del 27S se vislumbra el inicio del declive del Independentismo.