Hasta ahora a los nuevos gobernantes se les concedía un plazo de 100 días de espera para pasar a juzgarles. Trump no ha disfrutado ni de cien segundos. No creo que se lo merezca. Más bien parece que la rabia a izquierda y derecha a muchos les impide ver la realidad. Ahora nos dicen que Trump se ha especializado en destruir, porque lo primero que ha hecho ha sido empezar a cumplir sus promesas electorales.
El problema de los mal llamados conservadores españoles es que, en realidad, han dejado de serlo hace mucho tiempo. Han aceptado las reglas de juego de la izquierda y han acabado por asumir sus postulados culturales sin darse cuenta.
Nuestros próceres todo en Europa lo perciben como si fuese un paraíso mítico desde donde solucionar los problemas de España, por la incapacidad de resolverlos desde aquí.
No es de extrañar que González Pons, portavoz del PP Estrasburgo, diga que la victoria de Trump es una mala noticia para la democracia. Viene a decir que si hubiera llegado a la Casa Blanca una mentirosa, corrupta y sin escrúpulos como la Clinton entonces sí que hubiera sido bueno. ¡Qué nivel Maribel!
Trump tiene muchos interrogantes por delante, y lo mejor para todos es que acierte y le vaya, nos vaya bien. También tiene otra cosa buena, que nos ha borrado de un plumazo a uno de los peores presidentes de la historia de América, Barack Hussein Obama. Claro, que si fuera por los nuestros le concederían otro Nobel.