Daniel Celayeta 22 enero 2017
Vivimos bajo la égida de Obama en un mundo fuertemente pilotado desde el poder económico financiero occidental. Contaron con el apoyo de la izquierda occidental a cambio de aceptar sus agendas de los nuevos derechos, todos ellos decretaron que el único enemigo público es la Rusia de Putin (que por defender sus intereses, apoyar la visión de los ortodoxos y rechazar la ideología de género) Se venía trabajando desde atrás por la consolidación de un único mercado global, donde no importa el origen de la producción pues lo relevante es el precio del producto o el servicio. La globalización positiva en principio no fue nunca cuestionada hasta que se han visto parte sus efectos más devastadores sobre todo cuando ya no hay dinero suficiente para aminorarlos. Todo ello en un contexto de la desestabilización post primavera árabe; de los movimientos de refugiados musulmanes hacia Europa, auspiciados por los saudíes; de la deriva de Turquía; del tema de Ucrania; del ISIS; de la guerra en Siria e Irak, etc.
Nadie con sentido común pudo llegar a pensar que con la crisis de caballo que hemos padecido y con las incertidumbres que nos acucian, todo iba a continuar igual como si no hubiera pasado nada. Las opiniones públicas de todo el mundo sí que se han visto conmocionadas y han comprobado el reparto desigual de las cargas en la salida de la crisis. No era de preveer que continuaran las opiniones publicas como si no hubiera pasado nada, la primera advertencia fue el Brexit. A pesar de todo, las inteligencias preclaras de los establishment occidentales tenían previsto la continuación en sus políticas apoyadas por la superstar Hillary, todos los progres de allí y de aquí creían que todo estaba bien atado, por lo que no terminan de aceptar la elección Trump por los norteamericanos. Realmente les han desbaratado sus planes por lo que han empleado toda su potencia de fuego mediática, contra todo lo que huela a Trump. Qué si los rusos, que si el voto popular, que si fulano o zutano no asistiría a la toma de posesión, de los que no se exiliaron como prometieron, que no encontraran modistos, ni cantantes ya que no quieren colaborar… que si el machismo irredento de Trump (conversación privada en 2005).
Se han convertido en los nuevos “profetas de calamidades”. Se comportan como los nuevos inquisidores, exagerando todos los aspectos más negativos del personaje, convirtiéndole en un monigote maniqueo en su imaginario. Alrededor de la toma de posesión de Trump se han visualizado los hipócritas posicionamientos de la progresía.
En España también hay un amplio consenso en tachar de populista y nacionalista al Presidente Trump como si todo lo que ha defendido en la campaña y por lo que le han votado fuese lo peor de lo peor. No es faltar a la verdad decir que los americanos -hasta ahora- se han gastado demasiado dinero en Defensa lejos de sus fronteras, cuando todos sus aliados tenemos Presupuestos en Seguridad exiguos (muchos de los progres de aquí querrían prescindir de la Defensa) y ahora sabemos que tendremos que aumentarlos y pagarlos. Los progres parecen ignorar que mientras aquí disfrutamos de unas excelentes infraestructuras, en Estados Unidos sus aeropuertos están muy anticuados, sus ferrocarriles obsoletos, etc. Es lógico que puedan y quieran plantearse unas prioridades de gasto dentro de sus presupuestos.
Que Trump culpabilice de los problemas de EEUU a los extranjeros, a la globalización, y a su élite política nacional, diciendo que “La riqueza de nuestra clase media ha sido saqueada, y distribuida por todo el mundo”. Ahora, eso se ha acabado, porque “hoy transferimos el poder de Washington al pueblo. El ‘establishment’ se ha protegido a sí mismo, no a los ciudadanos”, no debería ni de extrañar y menos escandalizar, pues en general también por estos lares ha ocurrido algo parecido. Que Trump critique a Merkel por su política de abrir las puertas sin control a un millón de refugiados es lógica y muchos estamos de acuerdo. Que Trump quiera recuperar parte de su industria deslocalizada, se dice que es un dislate, cuando es lo que nos gustaría hacer a muchos de nosotros, parece lógico que quieran defenderse de la competencia de los bajos tipos del Impuesto de Sociedades de Irlanda. Que Trump quiera poner mejores condiciones a sus multinacionales para favorecer a sus compatriotas, parece lógico que si pudiésemos nosotros también las pondríamos ¡qué pronto se nos olvidan las subvenciones! alargadas en el tiempo a nuestra obsoleta minería.
¿Que es eso que ahora nos venga a dar lecciones en Davos? la dictadura más grande del mundo, la China comunista capitalista que se dedica a contaminar todo lo que quiere a costa de pagar nosotros su desarrollo. China no avanza ni un ápice en el respeto a los derechos humanos, continua persiguiendo a los cristianos y utiliza una política de mantener baja la cotización del yuang para facilitar sus exportaciones. Que nos parece hipócrita que los españoles mantengamos las vallas en Ceuta y Melilla, y nos parezca mal que los Usa las alarguen en su frontera sur.
Trump ha fijado como enemigo al Yihadismo, y pretenderá llevarse mejor con Rusia cosa que muchos pensamos que no es cosa mala que colaboren más de lo que lo hizo Obama…Todas estas nuevas políticas tendrán que implementarse y lógicamente moverán el actual statu quo. Pienso que no es de preveer una catástrofe, sino que se tendrán que ajustar las políticas de la actual Europa que están demasiado burocratizadas y que se deberán corregir, aunque sean por miedo a los populismos. Es cierto que gratifica ver que Trump empieza a hacer lo que dijo que iba a hacer, y así desde el minuto uno, firmó el inició del desmantelamiento del Obamacare, quitó todas las referencias al Cambio Climático, la versión en español y a la LGTB de la Web de la Casa Blanca.
España después de la salida inglesa con el Brexit, deberíamos aprovechar la oportunidad para intentar ser nosotros “los aliados privilegiados de los americanos” en Europa, así como en Hispanoamérica y en todo Oriente Medio. Necesitamos que cada palo aguante su vela, que nos responsabilicemos de nuestros posicionamientos con menor hipocresía y sin ninguna inquisición.