Para educar hay que tener una idea última acerca del tipo de personas que buscamos, no podemos caminar, si no sabemos ni con quién ni a donde vamos. El sistema educativo actual, es malo e ineficiente, aunque ahora no lo notemos mucho, la causa de la ausencia de calidad, es la desaparición de la ética del esfuerzo. Antes en la escuela se transmitían valores de esfuerzo, se estimulaba a los alumnos a superarse, ahora al parecer no de manera generalizada.
Aprender debe ser algo valioso en sí mismo. Hay que tener siempre en la cabeza ilusión por aprender cosas nuevas. Los inmigrantes acabarán siendo la salvación de nuestro sistema. Ellos solucionaran nuestra falta de esfuerzo y de superación porque llegan con muchas ganas de trabajar y dispuestos a sacrificarse mas. Eso es precisamente lo que provoca a veces su mala fama y nuestro racismo.
La calidad nace del rigor y de la exigencia, de la búsqueda de la excelencia, la escuela debe forjar en los alumnos hábitos de estudio, de lectura, interés por las ciencias y las artes. La promoción automática es un freno para la calidad, el ideal igualitario sería que todos los alumnos recibieran la misma nota, hoy el elitismo es visto como el mayor pecado antidemocrático, pero si todos somos iguales ¿cómo es posible que unos sean mejores que otros en algún aspecto? Partimos de la contradicción de practicar un igualitarismo fofito en la educación, pensando que a nuestros niños hay que protegerlos y facilitar para que tengan una infancia feliz, y luego en la vida real comprueban duramente que la sociedad apoya a los mejores en los trabajos, practica el elitismo en la creación artística, en los deportes de alto rendimiento, etc.
Llevamos mucho tiempo intentando reforzar la autoestima de los alumnos peores a costa de los mejores. Pienso que no es el camino correcto. Hay que tratar problemas distintos con soluciones diferentes.