Hillary

Daniel Celayeta 16 octubre 2016

Pese a los intentos de ocultación, los correos filtrados por WikiLeaks revelan a una Hillary Clinton muy distinta a la que se nos vende desde los medios españoles. En los correos no se corta un pelo, y sus lindezas son del siguiente tenor: Los latinos son ‘menesterosos’, los seguidores de Sanders son ‘llorones’, los católicos tienen opiniones obsoletas y no piensan por su cuenta, los sureños son unos paletos para los que no hay nada mejor que el concurso de Miss America, no debería haber fronteras en todo el Continente americano, los aliados del Golfo -Arabia Saudí y Qatar- financian y apoyan al ISIS. Ya lo de menos es que insulte a los seguidores de Trump.

Los contenidos de los correos son explosivos, cualquier otro candidato ya estaría hundido. Es tan grave los sucedido que le permitió a Trump decirle en vivo y en directo en la televisión que si es presidente la detendrá. Pero Hillary cuenta con apoyos potentísimos, que van desde Wall Street a Hollywood, desde las universidades a los medios de comunicación de prestigio. Parece que a muchos de ellos nos les importa arruinar su prestigio ganado a lo largo de décadas por salvar a su soldado Hillary, por taparla con velos todas sus debilidades. Ésta puso en blanco sobre negro su poca inteligencia al insultar, despreciar y burlarse de amplios grupos de votantes. Este escándalo muestra la gran hipocresía que muestran los miembros de los potentes lobbys, al decir unas cosas en círculos privados y sus opuestas públicamente con el objeto de recabar apoyos. Los correos nos muestran a una candidata que va a la contra de lo que piensan la mayoría de los americanos, con especial ahínco contra los católicos.

Solo le ha quedado la estrategia de proclamar que WikiLeaks está al servicio de Moscú en connivencia con Trump, sin ninguna prueba. Por supuesto que Hillary sigue sin explicar su actuación en Bengasi, ni su actuación ilícita contra el candidato demócrata Sanders. A pesar de tener enfrente al peor candidato de todos los posibles del partido republicano, no termina de despegar claramente, será elegida por que muchos se decantarán por apoyar al mal menor, no por lo atractivo de una política que representa lo peor de los grupos de presión e intereses yankees. Los norteamericanos están obligados a elegir entre una tramposa y un populista histriónico con lo que muchos republicanos optaran por la abstención. Como secuelas quedarán la posible pérdida de la mayoría republicana en el Congreso y en el Senado, y en cualquier caso un fuerte desgaste de los dos partidos tradicionales.

¡Pero qué mas da! la progresía de todos los medios europeos la apoyan y la bendicen como si fuese su nueva Juana de Arco. Nos recuerda a la tontuna colectiva en cómo recibieron y las tonterías que dijeron de San Obama, incluida la vergüenza de otorgarle el Nobel de la Paz antes de gobernar, y luego hemos visto y padecido sus numerosas y poco edificantes torpezas.


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