Ricardo Guelbenzu Morte 22 agosto 2016
Tanto en la teoría, como en la práctica, el desarrollo de la libertad humana, en gran medida esta unida a la historia del cristianismo. Debemos conocer el pasado, ya que incide sobre nuestra forma de vivir y hoy tendemos a olvidarlo. Para algunos llevamos dos milenios de polémica, ya que para unos el cristianismo es una fuente de liberación, y para otros de opresión (Cruzadas, Inquisición, Moralismo). Si algunos hombres de Iglesia han hecho en ocasiones el mal –la Iglesia también ha solicitado en muchos casos el perdón, por ello-, para ser justos hay que destacar que lo bueno (la lucha contra la esclavitud, la atención a niños en los orfelinatos, los hospitales, la protección a los débiles en general, el empuje de las universidades, el apoyo al desarrollo científico) pesa mucho más.
Recordemos que en los siglos VI y VII se produjo un profundo retroceso cultural e intelectual, dicho retroceso se debió a las guerras que supusieron las invasiones bárbaras. La invasiones ocasionaron el hundimiento de Roma, se trunco el orden político, el económico y se dividió el Imperio en pequeñísimos reinos bárbaros, todo ello planteó a la Iglesia, un desafío sin precedentes. Los bárbaros no tenían literatura escrita, se organizaban sólo con la lealtad debida al jefe. Su sistema de justicia se limitaba a establecer el orden, más que a propiciar la justicia, con su sistema de ordalías. La Iglesia tubo que asumir una tarea sin precedentes para conseguir acercar la ley del Evangelio y la ética del Sermón de la Montaña, a gentes para quienes el homicidio era la más honrosa de las ocupaciones y la venganza la vivían como sinónimo de justicia.
Los monasterios, fueron la clave para conseguir el levantamiento de la sociedad, desde ellos se irradió la vida espiritual, cultural y material. Sus monjes mejoraron la agricultura en sus alrededores, promovieron la viticultura, avanzaron en la energía hidráulica, la metalurgia, los relojes, la escritura y la copia de libros, la conservación y el estudio de los libros clásicos. Los monasterios estaban interconectados y se intercambiaban conocimientos, daban cobijo a los caminantes, y ayudaban a los necesitados. Gracias a su labor se volvió a reconstituir una sociedad europea desde la base.
Hoy existe el prejuicio, de que los mil años anteriores al Renacimiento, fueron tiempos de ignorancia y represión. Pero la realidad es que la civilización occidental, tiene una gran deuda con la Iglesia por la creación y extensión de las universidades, de las instituciones benéficas, del Derecho Internacional, de las ciencias y de los principios legales, entre otras muchas cosas.
La Iglesia tuvo una contribución decisiva para el desarrollo de la Música, del Arte y de la Arquitectura, que tanta impronta tienen en la Civilización Occidental. Todo ello junto a la influencia de Grecia, de Roma, y de las distintas tribus germánicas que la Iglesia las supo asimilar, adecuar y ensamblar. Las universidades –han sido un verdadero regalo de la civilización occidental al resto del mundo- desde sus inicios produjo grandes debates intelectuales, se aplico la razón, desarrollo las capacidades intelectuales, e impulso la investigación y el intercambio académico.
Hoy nadie informado, discute que la revolución científica, se produjo gracias a la labor de la Iglesia Católica, el padre de la geología fue el padre Nicholas Steno, el de la egiptología Athanasius Kircher, la primera persona que midió el índice de aceleración fue el padre Riccioli, los jesuitas llegaron a dominar el estudio de los terremotos, 35 cráteres de la Luna llevan nombre de científicos y matemáticos jesuitas. La Iglesia durante seis siglos financio y apoyo socialmente el estudio de la Astronomía, mas que ninguna otra institución.
El Derecho Internacional, surge en Salamanca en el XVI de la mano de Francisco de Vitoria, quién planteo los derechos humanos de los nuevos súbditos del Rey de España en las Indias. También en el siglo XVI surgen los primeros pensamientos económicos en la universidades españolas. La Iglesia contribuyo a desarrollar el derecho positivo, mediante la utilización del análisis y de la síntesis, ayudó a solventar los inmensos galimatías de las distintas tradiciones, de los diferentes usos locales, y así el Derecho Canónico fue el primer sistema legal moderno.
La fe cristiana se apoya en la razón y esta la ilumina. Desde el siglo XVI ningún sistema filosófico o religión, se ha correspondido con exactitud, con el sentir de todos los ciudadanos de una nación. La fe en la Iglesia invita a muchos hombres a creer en el poder de su propia razón, la fe salvaguardando los textos clásicos, asumió el lenguaje de la razón, que elevaron a Europa por encima de la barbarie.
Hoy desde ciertas posturas relativistas, se presentan las afirmaciones cristianas, como una construcción histórico cultural falsa e incluso represiva, que coarta la libertad de las personas. La paradoja es que después de dos mil años, la Iglesia parece ser en muchos casos, casi la única encargada de defender el orden natural, que como bien común, pertenece y defiende a todas las personas, al margen de que sean católicas o no, cuando se enfrentan a unos Estados que legislan contra ese orden natural.