Ante nuestros nacionalismos
Ante los excesos nacionalistas del franquismo, los nacionalismos periféricos reaccionaron con la exaltación exagerada de los suyos, es la eterna historia pendular que ha apoyado en exceso la izquierda española. Con este desarme ideológico, al poner el diálogo como valor absoluto por encima de otros valores, hace que nos encontremos con una gran incapacidad en el modo de abordar los contenciosos con nuestros propios nacionalistas, que continuamente están pidiendo más y más transferencias, en definitiva mas poder, potenciando una mayor descentralización del estado para hoy, como paso de preparación a un mañana independiente.
Lo que se consiguió pactar una vez con gran esfuerzo en aras a solucionar un problema histórico, hoy ya no se tiene en cuenta. La utilización de sus competencias sólo ha servido para alimentar sus tesis y mantener la tensión con Madrid, propiciando la discusión permanente y el consiguiente victivismo, buscando una ocasión propicia para plantear de nuevo -sin ningún rubor- que lo que fue un techo competencial hoy ya no sirve, y lo presentan como la base indiscutible –pensar lo contrario sería ser un facha centralista-, que está superada por la realidad actual, y que para alcanzar la mayor felicidad para sus ciudadanos necesitan más competencias, avanzar en el autogobierno. Y si no hacen mas cosas por sus ciudadanos la culpa la tiene Madrid porque no les da competencias suficientes.
Ellos necesitan ante esta nueva realidad avanzar unos pasos más en la debilitación-destrucción del estado común y en la configuración de su nueva realidad de pequeños estados dentro de la UE pasando por un estado seudo federal -que no recoge hoy nuestra constitución-, eso sí sin perder la conexión con el mercado español opresor al que vender sus productos. Incluso acompañados en sus pretensiones o en unas parecidas -en mas de una ocasión- por esas pequeñas clases políticas regionales, que fundamentalmente están conformadas por los dos grandes partidos mayoritarios pero que a la hora de tener más presupuestos que administrar en su región o nacionalidad, se comportan como los mas desaforados nacionalistas en su afán de poder.
Terrorismo vasco
España no esta en guerra, y por ello es falaz, la terminología de acabar con el conflicto, o de iniciar un proceso de paz, etc. La banda terrorista ETA se dedica a matar y extorsionar como medios para conseguir sus fines políticos, ya mató en la Dictadura y ha matado mucho más en la Democracia, no podemos aceptar sus locas tesis de que Euskadi sea una colonia de España, ni que por que deje de matar tenga que alcanzar objetivos por los que asesino y extorsiono. Deben abandonar las armas porque no tienen ninguna posibilidad de doblegar a España, y porque no tienen razón, pueden defender sus tesis con los medios de la democracia como los demás partidos si abandonan la violencia y la condenan.
Los nacionalistas relacionan a los que nos sentimos españoles con el franquismo como medio de desacreditar a España. Todas las ideologías han hecho sus deberes y han revisado su pasado, se han re situado y auto criticado, tanto los que apoyaron al Franquismo, como los que desde la izquierda apoyamos la Dictadura del Proletariado, eso sí los nacionalistas siguen sin revisar nada de nada, por lo que aún estando en franca decadencia intelectual y moral, que no se percibe en sus territorios por que son inasequibles al desaliento y profundamente deshonestos con la utilización torticera de sus cuotas de poder en sus autonomías, socavando el proyecto común y por la debilidad de sus oponentes que les dan demasiada cuerda por las necesidades de acuerdos parlamentarios -hay que cambiar la ley electoral-.
La violencia de genero, sigue a pesar de la legislación que la persigue, y nadie se plantea dialogar con los asesinos de mujeres. El argumento de que el terrorismo dura desde hace mucho tiempo, no lo debemos de tener en cuenta, es como si dura siempre, no por ello tienen razón ni se debe ceder en cuestiones políticas claves, ni se debe uno pasarse a sus tesis por muy cansados que estén algunos.
Hemos perdido demasiado tiempo cediendo y cediendo, pensando que solucionábamos los problemas, el panorama actual no es esperanzador, pero hay que confiar en la concepción de una España de los ciudadanos, que apueste por la igualdad y solidaridad, y necesitamos ganar voluntades para dar la batalla de las ideas contra los nacionalismos periféricos y de los que les apoyan, que debilitan nuestro tejido social, y nos hacen perder tantas energías en cuestiones que nos despistan de problemas de fondo que siguen pendientes sin abordarse.
Fortalezcamos la Sociedad Civil
El miedo de hablar, el miedo de expresar una opinión diferente a la expresada o aceptada por la mayoría es letal para construir una sociedad libre. El miedo a ser libres, a arriesgarse, a tener coraje hace que irremediablemente imperen los mediocres y muchas veces reine la tergiversación o la mentira. Hoy y siempre, el coraje es y ha sido una mercancía de lujo, una extravagancia, como lo señala Oriana Fallaci en La Fuerza de la Razón.
Las contradicciones entre parte del discurso político oficial, y la realidad es cada vez más clara en la mayoría de las sociedades avanzadas. No son casuales los recientes reveses electorales en los referéndum perdidos por los gobiernos holandés y francés, o la opinión mayoritaria de los ciudadanos europeos, en contra de la ampliación de la UE a Turquía. Ningún político quiere ser portador de malas noticias, la democracia en esencia es un régimen de opinión pública en el que los políticos cada cuatro años piden el voto a los ciudadanos, y por ello muchas veces se dejan postergados determinados temas y se tarda tanto tiempo en tomar conciencia de las necesarias reconducciones sobre cuestiones de fondo, sobre todo políticas a medio y a largo plazo, que como son de difícil solución o que implican perdidas de posición o de privilegio, o en suma de poder de determinados estamentos, el resultado es que se posponen una y otra vez, con lo que a la larga se hacen más difícil encontrar buenas soluciones, como ejemplos de la paralización económica de Alemania hasta el gobierno de coalición y de Francia sin acometer las reformas necesarias.
En España llevamos postergando los necesarios cambios en profundidad de las relaciones laborales, de la regulación del derecho de huelga, de la emigración, así como las pensiones, la sanidad o la educación en nuestro país. En España seguimos sin consolidar el modelo de Estado, y sin tener una política internacional consensuada. Estás últimas son las causas de nuestra gran debilidad en el concierto internacional.
Todas estas cuestiones necesitan de políticas a largo plazo, y para ello hay que plantear batallas por las ideas en el seno de la sociedad, impulsar el debate para lograr el necesario cambio de mentalidad, e intentar más tarde si se puede un consenso amplio en la sociedad. Los temas de fondo no los debemos abandonar al ámbito exclusivamente político, pensando que los políticos nos saquen las castañas del fuego, lo correcto es que desde asociaciones civiles, desde la propia sociedad civil se planteen los temas importantes de debate, previamente a que se planteen en el plano estrictamente político.
Por ello necesitamos una sociedad civil fuerte, que no es fácil improvisar, sino que requiere un tejido social y un recorrido en el tiempo, todo esto es muy difícil puesto que la sociedad esta en general muy des vertebrada, existen pocos Think Tanks, tenemos poco asociacionismo y el que tenemos es débil, podemos comprobar que tanto las patronales como los sindicatos están domesticados por las numerosas variantes de todo tipo de subvenciones que desde las administraciones respectivas reciben, por lo que no ejercen un papel activo de sociedad civil, sino que en general forman parte del magma del poder.
Día a día todo tipo de Administraciones cobran cada vez más y más protagonismo en nuestras vidas, en los países desarrollados existe una confrontación entre una concepción más liberal de la sociedad que propugna un estado no demasiado grande y la concepción más social que promueve una mayor intervención del estado en casi todo.
Es la pugna entre la competitividad y la solidaridad. Hasta la fecha ha llevado la voz cantante la posición social más intervensionista en gran número de países, pero mantener esa posición en este momento es mucho más difícil puesto que el sistema hace aguas por el empuje de la globalización, de la mayor competencia, y de la deslocalización de numerosas empresas que hacen cada día más insostenible la posición intervensionista y su viabilidad a largo plazo.
Cuántas veces me acuerdo de lo que decía D. Aurelio Guaita, mi Catedrático de Derecho Administrativo, y que en mis tiempos de estudiante no entendía, y que ahora padecemos “La Administración administrativiza todo lo que toca”, hoy día interviene en casi todos los temas importantes, la sanidad, la educación, la protección, la economía, la previsión, la cultura, la música, etc..
Si miramos a nuestro alrededor vemos como muchos, demasiados empresarios dependen de los fondos que de forma directa o indirecta están controlados por los políticos de turno, y por ello no se caracterizan este tipo de empresarios por una posición valiente, orientadora, donde ayuden a entender al resto de la sociedad que es lo que hay que hacer, elegir, decidir para el progreso en conjunto de la sociedad. Demasiados empresarios están todavía en al cultura de la subvención, del peloteo, de sacar ventajas por ser amigos de los poderosos de cualquier signo.
Hoy día cada vez somos más los que pensamos que cuanto más libertad económica hay en un país, tanto mayor es el grado de desarrollo humano de sus ciudadanos. El papel del estado es crear las condiciones (económicas, políticas, sociales y de marco legal) para que se favorezca la generación de riqueza por los agentes económicos, es decir por las empresas y con ello ganaremos no sólo en competitividad sino también en libertad.
Necesitamos gobiernos innovadores, basados en el conocimiento, donde en un futuro parte de la política se profesionalice y utópicamente se evalúe por sistemas mas modernos, por los ciudadanos organizados, quizás desde fuera de los núcleos clásicos del poder.
La vida discurre en un contexto de Globalización, donde los capitales, la tecnología, la información y los bienes traspasan las fronteras con una rapidez y facilidades no conocidas hasta ahora. Asistimos a una transformación que está modificando el sentido de la política y de la economía del siglo XXI. Ya no existirán en muchos casos productos nacionales, ni tecnologías nacionales, ni industrias nacionales, ni economías nacionales, al menos en el sentido conocido hasta hoy. El Papel de los negocios en el mundo moderno es llegar a conseguir que éste sea un lugar mejor para todos.
Hoy pasa a las naciones como a las empresas, que su bien más preciado es la capacidad y destreza de sus ciudadanos–trabajadores, el Capital Intelectual o la Inteligencia Social, es lo que marca la diferencia y lo que tiene un futuro más prometedor, ya que se está demostrando que es cada vez más inútil intentar poner barreras a la libre circulación de los flujos de conocimientos, a la tecnología y a los propios capitales.
En plena sociedad de las TICs (tecnologías de la información y de la comunicación) el poder político de los Medios de Comunicación cada vez es mas grande, dependemos demasiado de lo que digan las cadenas de televisión que de forma permanente están creando opinión. El Poder Cultural, Educacional, esta generalmente en manos de una concepción de la Sociedad demasiado antigua, que tan poco capaz ha demostrado ser para la creación de riqueza. La derecha empresarial en general se ha centrado en crear riqueza y se ha desentendido del todo de los temas culturales y educacionales, dejando que la preeminencia cultural en general en el mundo desarrollado esté en manos de las visiones estatalistas y subvencionadas de izquierda que aunque no son capaces de crear riqueza sin embargo si que todavía mantienen la supremacía cultural, y así es muy difícil para la derecha sociológica llegar a tener la supremacía ideológica y el enfoque de cómo y por donde avanzar hacia un mundo más justo, no sólo teniendo el objetivo el de ser más ricos. Entrar en el debate no sólo de cómo generar riqueza, sino de cómo repartir la más eficazmente es una cuestión inaplazable.
Necesitamos conseguir y formar a pensadores globales, innovadores, con grandes aspiraciones, capaces de afrontar riesgos y, al mismo tiempo, flexibles que sepan decir a sus contemporáneos por donde es conveniente avanzar, en que consisten realmente los avances y criticar abiertamente a tanto vendedor de mercancías antiguas, baratas y demagógicas.
Tenemos que ser conscientes de las diferencias entre las sociedades desarrolladas – estables y las que tienen estados débiles o fracasados del llamado tercer mundo, alrededor de 2000 millones de personas viven en dichas zonas, sin garantizar la seguridad de sus ciudadanos, sin servicios básicos como sanidad y educación, lo que hay que fortalecer en primer lugar es la construcción del estado, con todas las dificultades de fortalecer instituciones en países en vías de desarrollo sin cultura política democrática tal y como dice acertadamente Francis Fukuyama.
En definitiva tener coraje para hablar sin complejos, no tener miedo a ser considerados ni de derechas ni de izquierdas, decir lo que se piensa es imprescindible para crear espacios en la sociedad civil.
Tenemos que avanzar en el camino de hacer un mundo más justo y desarrollado, y para ello hay que trabajar en todos los campos de la economía, del derecho, y del ejercicio del monopolio de la fuerza, de la cultura, de la educación, en definitiva de los valores que inspiran a una sociedad. Lo que es fundamental es que lo políticos tengan en cuenta las aspiraciones de los ciudadanos europeos en nuestro caso, de su prosperidad, de su seguridad, de sus modos de vida. Siempre antes y ahora la búsqueda de un mundo mejor es una tarea inspiradora para todos.
Qué significa ser navarro
La posición de partida es tener una idea fidedigna y dinámica de Navarra. Esta tierra nuestra ha sido solar de vascones, celtíberos, romanos, visigodos, árabes, judíos y francos. Hemos tenido una andadura histórica como Reino independiente durante mas de ocho siglos y las dinastías de nuestros reyes han sido, Iñiga, Jimena, Champagne, Capeta, Evreux y Foix-Albret. Después de la separación del Reino en el siglo XVI en la parte peninsular las dinastías fueron las de España como nación emergente, eso sí con numeración propia y correlativa de Navarra. Y en la dinastía legitima asentada en ultrapuertos se convirtieron en reyes de Francia y de la Navarra francesa.
A lo largo de los siglos se ha ido formando ese sentir colectivo de unidad de los que hoy nos sentimos y nos proclamamos navarros, tanto los de la montaña como los de las riberas de los ríos, tanto de los que hablan vascuence como los que se expresan en castellano, de los que cantan jotas o zorzikos, con instituciones propias y singulares que regulan los aspectos públicos y privados de las relaciones de los navarros entre ellos y con los demás.
No pudiendo ser de otra manera, dicho sentir hay que ver lo en movimiento, donde están presente tanto la tradición, como la diversidad y la innovación no contemplándolos como conceptos contrarios sino como complementarios y en continuo enriquecimiento a lo largo de los tiempos. Los condicionamientos geoestratégicos e históricos hacen que efectivamente a lo largo de los siglos el concepto de mestizaje, de asimilación de las influencias exteriores, llegadas a nuestra tierra por ese cruce de caminos, ese lugar de encuentro y de movimiento de hombres e ideas que supuso el Camino de Santiago, hayan dejado una fuerte impronta.
Con una mirada superficial a la situación actual, tal y como la viven la mayoría de mis paisanos el nivel de autocomplacencia es enorme, nadie duda de que Navarra parecía afrontar el reto del siglo XXI inicialmente bien posicionada al estar a la cabeza de las regiones españolas en la mayoría de los indicadores económicos, sociales y culturales. Sin embargo a medio plazo no podemos pensar que va a ser fácil mantener dicha posición. Yo diría que hemos tenido un buen final de siglo y que tenemos fuertes incógnitas respecto al futuro.
La economía navarra actual es el resultado de una equilibrada estructura, consolidada en la segunda mitad del siglo XX, cuando la Navarra tradicional y agraria evolucionó gracias al empuje industrial de conocidas familias emprendedoras que consiguieron dar un fenomenal impulso y caminar hacia una sociedad desarrollada. Acertada fue la política que desde la Diputación Foral se desarrollo al crear polígonos industriales, que potenciaron un equilibrado crecimiento económico.
La industria reúne el 40 por ciento de la población activa, generando el 40 por ciento del Producto Interior Bruto. Junto con Volkswagen han sido las numerosa industrias extranjeras, mas de un centenar radicadas en Navarra las que han tirado del carro del desarrollo de la región. Se utilizó una inteligente política de atracción de empresas por medio de Sodena, con las ayudas fiscales más ventajosas, y empujó también el buen hacer de nuestros trabajadores, técnicos, y directivos por su formación y calificación.
En las industrias navarras predominan las factorías de tamaño mediano y pequeño, en general cuentan con capacidad de adaptación y son competitivas, nacidas en buena medida del empresariado navarro. El 80 por ciento de los trabajadores industriales pertenecen a empresas de menos de 500 empleados. La actual situación de la industria navarra se caracteriza por el excesivo peso de la industria del automóvil y sus auxiliares, en el conjunto de la economía navarra.
Los pasos decididos y firmes por las fuentes de energías alternativas nos permiten vislumbrar un puesto de vanguardia europeo en la energía eólica y una apuesta seria por la investigación de otras fuentes en el CENER, que nos van a hacer autosuficientes desde el punto de vista energético y a medio plazo exportadores de energía. Todo ello nos hace vislumbrar que seguiremos con un desarrollo sostenido y respetuoso con el entorno.
Sin embargo el futuro esta lleno de nubarrones, no tanto por las especificidades nuestras que también, sino en gran medida por los condicionamientos macro económicos. En este tiempo de Globalización nadie puede pensar que el modelo actual de desarrollo sea sostenible, cuando esta muy anclado en el monocultivo automovilístico y no es lógico pensar en el mantenimiento de la Volkswagen en Landaben con su actual dimensión al menos en un medio plazo, menos después de las últimas posiciones sindicales que buscan más su propio interés a corto plazo que el interés general. Volkswagen se esta marchando aunque nadie se atreva a decirlo en público, y tenemos relativamente poco tiempo para buscar sustituciones.
La incertidumbre es consustancial con al empresa y en un mundo terriblemente competido, en todos los sectores deja sin espacio a los mediocres, ya que hay más oferta que demanda en muchos productos. Hay que trabajar fuerte y con imaginación, como se hace con los proyectos del Canal de Navarra, con el del Cima.
Pero mantenemos importantes debilidades por nuestra forma de ser, somos demasiado chauvinistas, nos creemos muchas veces el ombligo del mundo, poco abiertos a las ideas y a las positivas influencias externas, muchos viajan para confirmar que ¡como en casa nada de nada¡, que vivimos en la mejor tierra, hacemos poco caso a nuestro navarro y patrono universal San Francisco Javier que tuvo una misión abierta al mundo. Y en general tenemos muy poca memoria ya que la Navarra que conocimos en nuestra niñez, tiene muy poco que ver con la actual, el cambio ha sido espectacular, jamás podíamos haberla soñado con unos niveles de bienestar como los actuales y nos estamos acostumbrado a ellos como si siempre vamos a seguir progresando en cuotas de desarrollo, como si no se puede ir para atrás, como si siempre se tiene “derecho a todo”, y no se pudiese perder posición (llevamos muchos años creciendo), y lógicamente sabemos muy bien los empresarios que las cosas son dinámicas, y que sino acertamos entre todos ¡claro que podemos retroceder¡.
Como debilidades pienso que en nuestra juventud hay muy poco espíritu empresarial, ya que en general aspiran a ser bomberos, policías forales, enfermeros o funcionarios de hacienda. El número de funcionarios es impresionante llegando a cerca de 21.000, y las pocas horas que trabajan (1.530 horas al año) una vergüenza, unas 200 horas menos que los convenios medios.
También es nefasta la agresividad del nacionalismo vasco en sus diferentes variedades, con agresiones continuas a la propia identidad navarra, con el cuestionamiento permanente de nuestra historia, de nuestra realidad presente y con continuos intentos de hipotecarnos el futuro. Estos temas nos hacen perder demasiado tiempo y desviar continuos esfuerzos. La realidad apuntaría a que en el marco europeo los nacionalismos disminuyesen, pero por el mal enfoque del problema y por las continuas cesiones a los nacionalistas, estamos enquistando el problema. Ya que la forma de penetración de sus posiciones en muchas zonas de nuestra tierra se plantean como recuperación de “Señas de Identidad” y en un plano meramente Cultural, cuando lo que en realidad están apostando es por una política a largo plazo de ir ganando poco a poco posiciones, que hoy no tienen, como lo demuestra las repetidas encuestas al apoyar la realidad diferencial de Navarra, el 80% de los navarros, frente un 12% que quieren la incorporación a Euskadi.
Hay que hablar claro y sin complejos, hay que apostar por que nuestra juventud domine el inglés, y no prioritariamente el euskera. No tenemos que tragarnos que lo progresista es volver a una arcadia feliz y desaparecida que probablemente nunca existió, no estamos hoy por ¡condenar a la Roma histórica por la conquista de Iberia¡, reivindicando a los celtiberos frente a romanos, aceptamos la visión realista de la historia, que la protagonizaron nuestros antepasados ya que somos producto mestizo de ella. No queremos sólo resaltar una de las partes frente a las demás, y no renegamos de ninguno de nuestros antepasados, hayan sido celtíberos, francos, castellanos, judíos, musulmanes o euskaldunes, ni por supuesto a esa nueva remesa de nuevos “navarros” que son todos los emigrantes recién llegados y que suponen ya el 10% de la población actual.
Queremos que Navarra apueste por la modernidad, por ser una sociedad abierta al mundo, solidaria, y en la que se pueda vivir, innovar, exportar, y competir sin complejos. Que no mire tanto al pasado y se preocupe un poco mas por preparar un futuro mejor para todos, sin exclusiones.